Cerveza de Abadía Maset Tostada
Un cuerpo de impresión
Quien mejor que los monjes cisterciense para conocer los secretos de una buena cerveza tostada de Abadía. Al igual que ellos, Maset del Lleó realiza su segunda fermentación en botella y no la somete a filtración. Así consigue un intenso cuerpo y un sabor prolongado.
Su color es el de un rubí oscuro. Aunque su aroma nos remite al café puro, al paladar desaparece para dejar un ligero y agradable sabor que en ningún momento es amargo. Su espuma es negra y recortada en sus bordes.
Black Sea
Muy generosa espuma de color marfil, bastante persistente, de densidad variable y formando buenas adherencias.
Color de la cerveza entre ámbar oscuro y marrón. Muy buena transparencia.
Olores de naranja con fondo de caramelos diversos así como aspectos de toffee, todo ello sobre una base de maltas bien consistente.
Podemos identificar pimienta y regaliz en bastón. Si no, también se puede hablar de grano y de salvado. Los torrefactos se quedan en intensidades muy discretas y el perfil del lúpulo aparece como una especie de nube que lo envuelve todo en lo que se pueden describir como aromas de hierba cortada, helecho, naranja y notas florales poco definidas.
En boca, los torrefactos se expresan más pero se mantienen en intensidades modestas aunque podemos identificar caramelos bastante tostados (a punto de quemar) y cacao muy al final.
La textura se parece algo a un jarabe pero sin ser empalagosa. La cerveza en general es bastante atenuada. La carbonatación es amable, nada agresiva y eficaz en aliviar y alegrar el conjunto.
Construcción sensorial muy acertada, fácil de beber y de digerir, que pasa bien la sed y bien equilibrada.
Cerberus Gerds & Mores Berliner Weisse
Con pulpa de frambuesa y de moras