Radeberger Pilsner
Rubia Pilsner alemana de color amarillo claro, con espuma blanca de aspecto ligero y poroso y poco persistente.
Domina el aroma de la cebada acompañado de unas sutiles notas a hierba y a miel. En boca se muestra ligera y refrescante, con un carbónico bastante presente y con predominancia del sabor amargo del lúpulo dejando un postgusto seco y bastante duradero.
Complot IPA
Mediterranean India Pale Ale
La primera IPA mediterránea de Damm elaborada con lúpulo de la localidad tarraconense de Prades.
IPA es la abreviatura de India Pale Ale, un estilo de cerveza que se remonta a la India de finales del siglo XVIII y que tiene el lúpulo como protagonista. Por ese motivo Complot está elaborada con ocho variedades diferentes de esta planta (Nugget, Summit, Willamette, Citra, Centennial, Simcoe, Amarillo y Mosaic), las cuales se incorporan en diferentes momentos del proceso de elaboración para dotarla del amargor característico.
De entre los lúpulos que se utilizan en la elaboración de Complot destaca el Nugget, proveniente de Prades, que aporta a esta cerveza un amargor limpio y de gran calidad, así como toques de tierra y florales sutiles.
El resultado es Complot, una cerveza muy lupulada, de amargor intenso y con notas de cítricos frescos y fruta madura. Una cerveza que marida perfectamente con comidas contundentes e intensas, tales como las nuevas generaciones de hamburguesas.
Oro Bilbao
En 1912, unos cuantos bilbaínos decidieron que Bilbao necesitaba una cerveza de calidad, a la altura de lo que significa ser del Botxo. La Cervecera del Norte creó la cerveza Oro, con los mejores ingredientes y una elaboración minuciosa. Una cerveza nacida en Basurto y premiada en el mundo. Una cerveza con un sabor genuino, presente en la historia de la Villa. Oro fue el sabor del primer viaje en trolebús, de los paseos en Txinbito. Oro era el trago tras una larga jornada en el puerto, el momento de desconexión al salir de los astilleros. Saciaba la sed en la grada del antiguo campo cuando éste era nuevo. Oro estaba presente al salir del Arriaga y al entrar la noche en Jardines de Albia. Era el trago tras una despedida en La Naja, y es que en Bilbao, la cerveza sabía a oro, de toda la vida.