Gram Freda
Rubia, de cuerpo medio, fina y fresca.
Cerveza, tipo Blonde Ale, elaborada en Ontinyent de forma artesanal con agua, cebada malteada, trigo, flor de lúpulo y levadura. Sin aditivos. Madurada en el envase más de 30 días. Sin filtrar ni pasteurizar. Graduación 4,5 %.
Color Anaranjado con tonalidades teja, presenta turbidez (debido a su elaboración natural sin filtrado ni pasteurizado) y espuma dorada de buena consistencia y cremosidad. Con burbuja fina, constante y de vivacidad media.
Lo primero que viene a la nariz son notas frescas de lúpulo acompañado de flores blancas, azahar y algo de cítricos, después encontramos bollería y levadura, pero predominan aromas que evocan frescura (es lo que buscaban sus creadores).
Buena entrada en boca, seca, ligeramente punzante, vuelve a confirmarse su frescura, aparece regaliz, pera y un final ligeramente amargoso que incita a dar otro sorbo. Retrogusto largo.
En resumen es una cerveza ideal para empezar a tapear, ligera, fresca y con cuerpo medio, agradable, fina y que no empalaga.
Cada parte del proceso de elaboración de nuestra cerveza artesanal está tratado de forma manual, con la mínima mecanización posible, y en todo momento vista gusto y olfato son los sentidos que más intervienen en la misma.
Pale Pan
Cerveza con fondo especiado y especial del centeno. Con un agradable amargor y aroma a mandarina.
Para nosotras, una gran cerveza. Una cerveza donde la malta de centeno aporta un tono cobrizo-madera, un toque picante y una astringencia tenue al final de cada trago que invita siempre a un sorbo más. Finalmente, el lúpulo Mandarina aporta un toque dulce y afrutado que conecta el sabor de las maltas y el centeno.
Intensidad en sabor, fineza olfativa y color. Destaca su aroma a grano. Aunque se deja acompañar a la perfección por quesos, carnes o chacinas, ha nacido para brillar por sí misma.
Cerveza de fermentación alta (Ale) sin filtrar, con una segunda fermentación en botella. Posee sabor, aroma y color intensos.
Aunque se deja acompañar a la perfección por quesos, carnes o chacinas, ha nacido para brillar por sí misma. Si quieres disfrutarla al máximo a la vista, al olfato y al gusto, es conveniente dejarla reposar verticalmente antes de servirla fría, muy despacio, en el vaso, procurando dejar el poso en la botella para que no se enturbie. Si la bebes en vaso y has seguido las indicaciones anteriores, lo primero que te llamará la atención es su color rojo anaranjado, transparente, obtenido por el aporte de gran cantidad de maltas especiales, aunque su corazón de malta sigue siendo manchego por el aporte de malta de la región. Está coronada por una espuma cremosa.
En nariz predomina un olor intenso a grano, aunque encontramos notas de caramelo, café y, si seguimos inspirando, los aromas típicos de la levadura. Los lúpulos alemán y checo aportan toques ligeros herbáceos y florales.
Es abocada la entrada en boca, dulce, redonda; te llena la boca, pero con una persistencia media que te invita a seguir disfrutándola. El carbónico es más bien moderado y está bien integrado. El amargor, sin ser excesivo, se hace notar.