Roses de Llobregat y Lorenzanna son unas artesanas muy agradables en paladares educados por las cervezas industriales. No son cervezas extremas en ningún aspecto. Buscan y encuentran el equilibrio entre la cultura cervecera actual, dominada por la industria, con la tradición artesanal. No pretenden ser substitutivas de nada. Su finalidad es la de ayudar a crear más diversidad en el sector cervecero combinando ingredientes naturales y una buena práctica cervecera.
Son cervezas muy gastronómicas dirigidas al comercio tradicional de proximidad y restauradores sensibles por los productos naturales.
Un retorno al pasado con la idea de recuperar la cultura gastronómica vinculada a la tierra y, contribuir a la diversidad en un sector excesivamente monopolizado en nuestro país por las grandes cerveceras.