El Barquero Clásica
Hidromiel el Barquero elaborada artesanalmente con nuestra propia miel. ...lor y un suave y dulce sabor. Semiseca y totalmente carente de gas. Su apariencia y su fino paladar son sus señas de identidad. ...
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El Hidromiel El Barquero no es un producto industrial, no se fabrica masivamente ni se vende en los supermercados.
No tiene nada que ver con el mundo que conoces, sino con uno mucho más ancestral y remoto, que hunde sus raíces en un lugar habitado por mitos y leyendas.
Este ardiente elixir está elaborado artesanalmente en Asturias, conservando el alma y la esencia de las antiguas tradiciones. Nace de la magia de manos expertas, capaces de conjurar los aromas y sabores del pasado en un ritual que llevamos a cabo en las montañas de este rincón del mundo.
Creada a partir de ingredientes naturales, a base del agua y la miel de esta tierra fértil y rebosante de vida, el Hidromiel El Barquero surge de nuestra propia y desmedida afición por este brebaje.
Considerada la primera bebida alcohólica fabricada y consumida por el hombre, su secreto ha llegado hasta nuestros días. Sólo en un lugar tan místico, donde aún es respirable el espíritu de la cultura celta entre bosques, brumas y montes, podría haber aparecido un hidromiel tan diferente. Tan auténtico.
Inspirados por los ecos ancestrales de Asturias, ayudados por su clima húmedo y frío, decidimos dejarnos llevar y fabricar el hidromiel que tanto soñábamos con que regase nuestro espíritu y nos calentase el pecho en las noches de invierno, arriba de las montañas. Así fue como algunos amigos decidimos ir un paso más allá, dejar de anhelar el dorado líquido derramándose por nuestra garganta y hacerlo con nuestras propias manos.
Cada botella de Hidromiel el Barquero es resultado de todas estas cosas, cada gota de líquido contiene parte de la esencia esta tierra y de su magia, a veces más brillante y a veces más oscura. Pero siempre viva.
Si albergas cualquier duda, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos en lo que necesites. Nadie debería morir sin haber probado el Hidromiel El Barquero. Y tú tampoco: pruébala.