La cerveza lambic es una de las más antiguas del mundo. Según algunos, también la mejor, aunque su acidez característica no agrade a todos los paladares. Para compensar esta acidez, algunos decidieron añadirle
Así nació la faro. Añadir jarabe de azúcar a la cerveza lambic fue una revelación en la época de Bruegel. (Algunos incluso sostienen que sin la faro, Bruegel se habría quedado sin inspiración y habría seguido siendo un pintor aficionado común y corriente cuyos lienzos ni siquiera habrían podido venderse en un mercadillo). Hasta el siglo XIX, la faro estaba muy extendida en la región de Bruselas. Allí se asociaba con frecuencia al folclore y el líquido divino fluía como el agua. Luego la faro cayó en el olvido. No fue hasta 1978 cuando nuestra familia la volvió a poner en el centro de atención. O centre Senne, como prefiera. La faro, que se aprecia especialmente después del esfuerzo físico, no solo es fácil de beber, sino que es un placer beberla.